Esta es tu pagina...

si estas fuera de casa ...si la distancia te atrapo en otro tiempo ,si los olores no son los tuyos pero te resultan conocidos , si estas entre volver y no volver,si el acento te mata, si la rutina te cansa, si estar en casa es lo que mas queres en este mundo, si ya nadie sabe de donde sos, si todo el mundo que te oye te dice que sos tan dulce...
Si te pasan esasa cosas y muchas mas que seguro me contaras ..esta es tu pagina ,porque es mía y tuya y de todos los que tengamos el corazon mirando al sur ,pero la cabeza mirando a esta que ahora tambien es mi tierra.
Porque se que Zaragoza y yo nos elegimos mutuamente....

sábado, 5 de abril de 2008

asi nos portamos en sociedad...( parece que somos buenos ,menos mal..)

Me mata y me tranquiliza saber que ya hay estudios sobre los estragos que estamos haciendo.. esto es serio ..no es un articulo de chiste .si te interesa leelo y como yo aprenderas algo nuevo.


Transformaciones que promovió la presencia de argentinos en España:

La presencia de extranjeros en una sociedad homogénea, tiene que generar a corto y largo plazo, transformaciones necesarias para que su acogida inicial promueva cambios que permitan la incorporación definitiva en esa sociedad. En esta medida, se considerarán dos tipos de innovaciones que promovió su presencia; la social, en este apartado y la de carácter profesional, en el siguiente.

Se ha dicho desde el inicio, que las características del colectivo argentino en España, de perfil diferente al conjunto de latinoamericanos y de los inmigrantes extra-europeos, deben promover una interacción diferente en una sociedad que hasta hacía poco expulsaba población y que por esa razón tenía lazos con personas españolas radicadas en la Argentina. Con Latinoamérica se produce una relación de ida y vuelta, en mayor o menor grado, pero que casi no ocurre con personas de otros continentes (excepto, posiblemente Filipinas y Guinea Ecuatorial en el caso de España).

Los argentinos pueden ser vistos, así, de manera relativa y escasamente diferentes y promover ciertos cambios en la actitud y en los valores de las personas que los rodean. Pero también, y por lo mismo, favorecen pocas transformaciones en la medida en que no conducen a la construcción de una visión realmente alternativa del otro, porque el otro se define necesariamente como distinto y no, simplemente, como pariente lejano, como parecido.

Los cambios sociales pueden ser promovidos o buscados por ciertos colectivos o grupos sociales y aceptados o no, por el conjunto o la mayoría de la sociedad. En este sentido, se podría decir que los argentinos que residen en España promovieron el trato con personas de cultura diversa, en la medida en que estaban relativamente habituados a tratar con personas de diversos orígenes, aunque casi todos europeos. En segundo lugar, el logro de su aceptación, también implica la promoción en la aceptación de los otros, que vienen después, aunque en una medida reducida.

Según declaraciones propias, los argentinos que vivieron en países de la Unión Europea se vieron sorprendidos por una relativa uniformidad de las sociedades. Acostumbrados a una experiencia más variada y a un país en el que conviven personas de distintos orígenes, las sociedades europeas les parecieron relativamente homogéneas, sobre todo en lo que se refiere a la población del país. Reconocieron las culturas locales, del pequeño país y no del estado donde habitaban. Pero la percepción provenía de la falta de mezcla de la población local o del contraste que ofrecían respecto a la sociedad de donde provenían.

Su experiencia estaba basada en la convivencia con personas distintas, en el reconocimiento de una diversidad de orígenes que sin embargo es básicamente europea. La variedad en la sociedad argentina sólo abarca un abanico de posibilidades limitado, sobre todo, en lo que se refiere a los orígenes provenientes del viejo continente. Por supuesto hay inmigrantes de otros orígenes en la Argentina, pero su presencia no era numérica o distintivamente importante cuando partieron, aunque quizás lo sea en el presente(2).

Eso los lleva a familiarizarse y relacionarse con personas de muy diversos orígenes. La experiencia de la diversidad y del intercambio promueve la repetición o reedición de algunos aspectos de la sociedad argentina. Por una parte, los argentinos se relacionan en el trabajo y en la esfera pública con la población local. Por la otra, en la esfera privada, tienen amigos y frecuentan personas tanto de la sociedad de acogida, como extranjeros.

No es la situación de extranjeros la que los lleva a frecuentar a otros extranjeros, desde mi punto de vista; o al menos no es ni la principal, ni la única razón. No se trata de una situación similar o de compartir problemas comunes. En general, en las entrevistas declararon no identificarse con las expectativas y demandas de otros colectivos de inmigrantes; lo cual es lógico, puesto que no compartían sus problemas. Sí podían hacerlo por razones de solidaridad o de opción política, pero no estrictamente por razones personales.

Se identifican con la sociedad local, comparten valores, muchas veces hasta la cultura de origen. No tienen demandas de reconocimiento de su cultura, de su lengua o de particularidades específicas, como distinta. Tampoco trabajan en ocupaciones características o casi exclusivas de colectivos de extranjeros. Su relación con los locales no sólo es fluida sino, y muy importante, es profesional. Otros colectivos de inmigrantes quedan más lejos de su vida diaria, al menos de sus ocupaciones y de sus preocupaciones inmediatas.

Respecto al tiempo de ocio, se podrían definir dos grupos: aquellos que lo comparten con argentinos y aquellos que no lo hacen. En lo que hace referencia al trabajo y a las relaciones profesionales, las relaciones con los locales marcan la pauta de la normalidad. Fuera de este ámbito, donde se eligen estrictamente las frecuentaciones, pueden identificarse dos grupos de personas, según su preferencia.

Aquellos que no frecuentan especialmente a otros argentinos pueden hacerlo por varias razones, también esgrimidas por las personas que retornaron. Para las personas que vinieron durante la etapa de la dictadura militar, etapa denominada el Proceso (1976-1983), sobre todo al inicio, la reacción normal, según propia declaración, era no compartir información con otros argentinos, a menos que los conocieran de antemano o se los presentara una persona allegada. Entrañaba un riesgo superior frecuentar personas de la misma nacionalidad, que no fueran familiares o personas conocidas antes de partir.

El miedo a pasar información a un espía del Proceso constituía una excelente razón para alejarse de ciertos círculos. Esta no constituía una razón aplicable a todos. Por este motivo, hay personas que optaron por un relativo aislamiento de algunos grupos de argentinos que se crearon y no mantuvieron relación con otros inmigrantes de su propio país).

Otro de los motivos aducidos para no buscar la compañía de argentinos residía en la necesidad de integración, como un objetivo a corto plazo. A pesar del desarraigo que toda migración conlleva y que resulta inevitable, las personas que vivían en Europa buscaron integrarse, en los términos más clásicos del concepto, en la sociedad donde estaban.

Declararon explícitamente rechazar el gheto. Con esta expresión identificaban una situación de aislamiento no deseada y contraria a la buscada. Vivir, convivir o compartir demasiadas cosas con otros argentinos, hubiera sido trasladarse mentalmente a un país en el que no estaban materialmente, y al que, en muchos casos, no podían volver en el corto plazo.

En cambio, la convivencia con otros extranjeros se planteaba como la repetición de la experiencia acumulada durante su vida en la Argentina, renovada por los orígenes diversos de las personas que aquí conocían. En la Argentina, habían aprendido a convivir y frecuentar personas de distintas religiones, por ejemplo o de diversas culturas europeas; pero hasta la década del setenta no se había alcanzado la variedad que caracteriza a las sociedades europeas o a la argentina, en la actualidad.

Existía, sin embargo, una diferencia sustancial, que también destacaron. En Argentina, la diversidad no había sido tan grande. Los contingentes de inmigrantes más importantes habían sido europeos, aunque ya no lo son en la actualidad. Por eso, la experiencia era renovadora, en la medida en que se experimentaba una nueva diversidad y un nuevo intercambio. La experiencia anterior servía como motivación, pero los contenidos resultaban novedosos.

Eso los condujo a la solidaridad política con algunos colectivos de inmigrantes. Podían compartir sus aspiraciones, por razones ideológicas, pero eran percibidos como externos al grupo, como personas solidarias y no como partícipes de sus reivindicaciones. En algunos casos, trabajaron con ONG de inmigrantes extra-eruopeos, pero no necesariamente latinoamericanos y en ningún caso que conozca, estrictamente de argentinos.

Estimo que la respuesta de que no compartían problemas con los otros colectivos de inmigrantes tiene visos de verosimilitud, sobre todo a partir de otras informaciones complementarias, incluso de datos oficiales o facilitados por la propia administración. No compartían el miedo que genera la situación de indocumentados, no tuvieron experiencias personales racistas, no manifestaron que hubiere rechazo de su persona, pero sí la reconocieron en los otros.

Los argentinos se sentían privilegiados como migrantes. Su situación legal, en general, era una garantía, si no al principio en algunos casos, siempre al final. Buscaban compartir momentos de ocio, además del trabajo, con los locales, a quienes frecuentaban por identificación o simple aprecio. Ampliaban sus conocimientos de culturas y personas, frecuentando, también a extranjeros muy diversos.

El ocio, aunque compartido con otros argentinos, no significa en absoluto una negación de la cultura local. Se comparte cine, teatro, participación en fundaciones culturales locales. Los que declaran frecuentar argentinos, sólo están participando como grupo y no en forma individual, en las manifestaciones y organizaciones culturales locales.

Una de las razones por lo que las personas entrevistadas declararon que la migración había sido un éxito como experiencia, fue la oportunidad de conocer tal variedad de gente, por una parte y de que se produjeran cambios en su vida, en su forma de ver las cosas. Otro aspecto fundamental que contribuyó a esa visión positiva se basa en la imagen profesional. Si los que se quedaron tienen una imagen positiva de su profesión; los que retornaron o no la tenían, o no lograron la inserción profesional a la que aspiraban. De alguna manera, la profesión contribuye a la inserción o a la decisión de retorno

Scripta Nova.
Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788]

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